Jonathan Menkos Zeissig

+ democracia + desarrollo + igualdad

Tres campos en disputa

(BUENOS AIRES, 18NOV18). El tiempo marcha rápidamente y pronto estaremos en el siguiente proceso electoral. Esta vez, el gobierno de Jimmy Morales y sus aliados en el Pacto de Corruptos están construyendo un escenario que deja espacio para pensar que están tramando elecciones fraudulentas con el fin de restablecer el autoritarismo como forma de gobierno: legislación pro impunidad; presupuesto exagerado para el ejército; asfixia financiera a las instituciones de justicia y a la Universidad de San Carlos; mensajes contra la Corte de Constitucionalidad; desmantelamiento de la  Policía Nacional Civil; la construcción de un discurso contrario a la lucha contra la corrupción abanderado por políticos, medios de comunicación parcializados y algunos malos militares y empresarios (Véase por ejemplo el discurso del ocho veces presidente del Cacif, Marco Augusto García, durante el XII Encuentro Empresarial Iberoamericano en Antigua Guatemala, en el que arremetió contra la Cicig).

A quienes hoy abanderan el Pacto de Corruptos, les ha golpeado tanto la lucha contra la impunidad y la corrupción que están dispuestos a poner su voz y su rostro con tal de detener este esfuerzo democrático. No es descaro, es preocupación: tienen demasiados muertos y negocios turbios debajo de la alfombra. Están asustados. Ahora hay en Guatemala una probabilidad muy alta de limpiar y cerrar la cloaca ―ese mercado de compra venta de poder público―, en la que políticos, narcotraficantes y empresarios criminales transan la administración del Estado.

Vemos los resultados de esta forma de administrar Guatemala en la carencia de empleos y en la vida de pobreza e incertidumbre laboral en la que viven muchos trabajadores, en la mercantilización de la educación, la salud y la seguridad; en el inexistente derecho a la seguridad social; en la discriminación, la desigualdad y la incertidumbre sobre el futuro, y en los privilegios fiscales otorgados al que más tiene y en las políticas públicas débiles para atender a las grandes mayorías.

¿Está usted dispuesto a vivir en la Guatemala que ellos quieren mantener? ¿Cómo cree que será la vida de sus hijos y sus nietos en un país así? ¿Está pensando en migrar o en tomar acciones para cambiar Guatemala? No se enoje ni se frustre más al responder estas preguntas, porque desde ahora hasta las próximas elecciones será un buen momento para mostrar el hartazgo a este sistema de gobierno y tocará poner las fuerzas en tres campos de una disputa que debemos ganar los ciudadanos.

Primero, por el reconocimiento. Todos los guatemaltecos tenemos derechos que el Estado debe garantizar. Están en la Constitución de la República, marcan las garantías de nuestra vida civil, política, económica y social. Segundo, la representación. Tenemos la obligación de exigir políticos que nos representen: hoy los ladrones y corruptos están sobrerepresentados en el Congreso. Exijamos a los partidos políticos gente honrada, con sentido común y empatía como fruto de su experiencia de vida. No más depravados que abogan por un día de oración, ni contratistas del Estado ni mayordomos del rancio sector empresarial. Finalmente, en el campo de la distribución. Construyamos propuestas en nuestra comunidad y exijamos a los políticos planes para aumentar el empleo, mejorar los salarios y lograr una reforma fiscal que distribuya mejor los frutos que se producen en Guatemala. No más niños famélicos golpeados por robar pan; no más jóvenes sin trabajo ni escuela y no más adultos mayores pidiendo limosna en la calle. ¿Se puede tener un país que busque el bien de todos? Sí, pero requiere sumar al enojo y a la frustración, el compromiso, la acción política, partidista o no, para sacar del poder y garantizar que no regrese esta gavilla que sobrevivirá solo si ganan las elecciones de 2019.


Una versión de esta columna de opinión ha sido publicada por Prensa Libre en su edición del martes 20NOV18.

Imagen de Marco Augusto García, tomada del reportaje de Plaza Pública (Oswaldo Samayoa), intitulado Nosotros vemos al Estado de Guatemala como una empresa.

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Esta entrada fue publicada en 22 noviembre, 2018 por en Democracia, Sin categoría y etiquetada con , .

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