Giammattei sueña con Hernández y Ortega
Giammattei sueña que abraza y besa a Ortega y evita escuchar y ver al Juan Orlando Hernández encadenado cuando le confiesa que él se autoengañaba de la misma forma, evitando entender que, a pesar de todo el poder acumulado este era efímero, como la lealtad de sus socios, y él no era más un funambulista caminando por una delgada cuerda.
Lo bueno, lo malo y lo feo del bitcóin
El bitcóin, como las otras 4,000 criptomonedas que existen en la actualidad, son medios digitales de intercambio, privados y descentralizados, que circulan por medio de distintas redes y, salvo algunas excepciones, sin ninguna regulación gubernamental.
Las cinco trabas del desarrollo
No hay política económica sino una agenda de prostitución de lo público para que el gobernante quede bien con sus aliados. Estamos obligados a interpelar a los políticos sobre qué tipo de sociedad van a ayudar a construir en los próximos cuatro años
Ceguera moral
La ceguera moral es resultado del miedo y la indiferencia social: todos ingredientes para lograr un pueblo sin contenido ni atributos democráticos. Un pueblo, que no habla, no mira y no escucha aunque sabe que el país corre hacia el precipicio.
Odio a los indiferentes, por Antonio Gramsci
“Odio a los indiferentes. Creo que «vivir significa tomar partido». La indiferencia es apatía, es parasitismo, es cobardía, no es vida. Por eso odio a los indiferentes.» Antonio Gramsci
La idea del viernes, por Howard Zinn
«Hay momentos de la historia en que algunas personas intrépidas deciden correr el riesgo de dar ese primer paso porque creen que así otros les seguirán e impedirán que quede en nada. De entenderlo así, podríamos ser nosotros los que diéramos ese primer paso.» Howard Zinn
La idea del viernes, por Norberto Bobbio
¿quién controla a los controladores? Si no se logra encontrar una respuesta adecuada a esta pregunta, la democracia, como advenimiento de gobierno visible, está perdida. Norberto Bobbio (1984)
La idea del viernes, por Joseph E. Stiglitz
«Había, empero, una observación perturbadora que socavaba esta religión particular, a saber: que los países que parecían haber alcanzado los precios correctos ―siguiendo los consejos de los predicadores de la libertad de mercado que los visitaban― a menudo no lograban crecer.» Stiglitz